Me enseñaste
a sentirte dulce
cada vez que te pienso,
veo un loco verso
que embellece mi beso.
Me enseñaste
a ver la luna
desde tus ojos
que miran la noche
como despierta la mañana.
Me enseñaste
a revolver en el
pasado,
recordando los sueños
que hoy han pasado.
Me enseñaste
a vivir solitariamente,
la distancia en nuestro
encuentro que adivina
el éxtasis fogueado.